Por Mtra. Cecilia Fabre
Cuando vemos hacia el interior de nuestro propio corazón y comenzamos a
descubrir lo que es confuso y lo que es brillante, lo que es amargo y lo que es dulce, no solo nos estamos descubriendo a nosotras mismas. ESTAMOS DESCUBRIENDO EL UNIVERSO.
Poema Cordón
Este BLOG tiene como finalidad tratar de explicar la vivencia de Ser mujer; a través de las diversas etapas que vamos atravesando de manera natural.
Son muchos los autores que han hablado de la importancia en nuestro crecimiento, de nuestra primera relación de AMOR.
En cada cultura, nos hemos vistas impregnadas de ciertas creencias que nos indican como Ser mujer Nuestro desarrollo, físico, mental y emocional, depende totalmente de una primera relación de amor, que satisface nuestras necesidades primarias y que nos muestra el camino de Ser mujer.
La relación entre la madre y la hija va transformándose poco a poco en una
relación recíproca, en la que se da y se recibe, además de exigir satisfacción, la bebé, comienza a mostrar amor y afecto, lo cual hace de esta relación una relación recíproca.
En esta relación la niña se desarrolla, aprende a través de las respuestas que recibe a sus necesidades. La niña crece a través de sus relaciones de amor, tiene un aprendizaje continuo y la posibilidad de descubrir sus capacidades y recursos.
El amor, puesto en esta primera relación y en las siguientes, es una forma
continúa de satisfacer necesidades, que da la oportunidad de aprender de
crecer y de relacionarnos con nosotras y los demás, sintiendo, conociendo
nuestras necesidades y satisfaciéndolas.
Fromm (1983) en su libro “el arte de amar” habla del aprendizaje del amor, el niño aprende que cuando come, su madre sonríe, que cuando él sonríe su madre se emociona, que cuando balbucea, repite sus palabras, etc.
Todas estas experiencias se traducen en una sola: me aman por lo que soy, no necesito hacer nada especial, el amor de mi madre es incondicional solo
necesito SER. La niña responde con gratitud y alegría a ese amor, poco a poco aprende que puede perderlo, no está en su control que la amen, entonces aparece la necesidad de producir amor en el otro, a través de la propia actividad. DAR., amar para ser amada.
La niña empieza con una conducta imitativa, en donde busca hacer lo que hace mamá, para ser aceptada y querida por ella.
Es por ello que, es tan importante trabajar con nuestra primera relación de
amor y desde ahí, lograr que de frutos y podamos restablecer un patrón
saludable para entrar en contacto con nosotras mismas y con los demás.
Ejercicio 1:
Te propongo que te pongas en un lugar muy cómodo, en un lugar en donde te sientas segura y sea muy agradable para ti. Y desde ahí tomes una respiración profunda, inhalando y exhalando por la nariz (repite esta respiración tres veces) mientras vas descubriendo como todo tu Ser se va acomodando libremente de manera segura.
Inmediatamente después abre tus ojos y lee esto que quiero comentarte:
Todos, Todas, tú, yo y los demás que estamos vivos, sabemos como sobrevivir y estar lo mejor posible. Tenemos una sabiduría interior que nos mantiene viviendo, creciendo, desarrollándonos y cuidándonos.
¿Sabes?, tu cómo yo, somos mujeres capaces de dar vida, estamos diseñadas para sobrevivir, para crear vida y para mantenerla. Tenemos recursos físicos, emocionales y espirituales para hacerlo.
Esa sabiduría interior es la que permite que tu cuerpo siga relajado como tu necesitas y con la atención necesaria el día de hoy, ahí en dónde estás
cómodamente leyendo. Aprendiendo y aprovechando lo que esta lectura te da.
Estás creciendo, desarrollándote, cuidándote…. Aprendiendo. Y lo haces de manera espontánea, sin obligarte a nada, en la confianza absoluta de que
estás haciendo automáticamente lo correcto, espontáneamente a tu ritmo y tu estilo.
Y es por eso que, en este momento ya estás amándote, dándote lo que
necesitas para estar bien.
A veces hacemos regresiones para mirarnos en algún momento de la vida y
darnos lo que necesitamos. Puedes intentarlo ahora, empieza por pedirle a tu sabiduría interior una imagen de ti misma en donde estés necesitando de ti, de una relación de amor profunda, de una madre como tu necesitas tener. Tienes la oportunidad de ser tu misma la mamá que necesitabas tener, pues nadie más que tú sabe exactamente lo que necesita escuchar, la forma en que necesita que le hablen, que la abracen, que la traten; que la amen.
Entra en esa escena como la mujer que eres ahora y abraza a esa tú que
necesita de ti, dale todo o que necesita, dile lo que sea importante para ella
saber, tócala, bésala, acompáñala y abrázala.
Quédate un rato con ella y mira su semblante, sus ojos que son el espejo de su alma, ahí puedes descubrir todo lo que estás siendo y haciendo para ella, para su crecimiento saludable dentro de ti.
También es probable, que percibas en una sensación agradable en tu cuerpo, que definitivamente te dice que lo has hecho muy bien, estás dándote lo que necesitas.
Y si por alguna razón no te visualizaras en ninguna imagen, despreocúpate,
pues estas tú contigo en este momento, leyendo lo que necesitas leer, dándote el espacio y el tiempo, estás cuidando de ti, generando bienestar, ¿te das cuenta? El simple hecho de estar respirando genera millones de cambios saludables dentro de ti, en tus células, estás cambiando saludablemente espontáneamente a través de tu capacidad de generar vida, nutrir y crecer, desde tu SER MUJER.
Ahora toma unos minutos para estirarte, moverte un poco y seguir leyendo
cuando quieras lo que a continuación te comento.
Acabas de estar contigo y de relacionarte contigo misma de una manera más saludable. Ahora bien, analicemos que pasa en nuestras relaciones con los demás, pues ellas nos ayudan a descubrirnos a nosotras mismas.
Al relacionarnos con los demás, vamos descubriendo nuestras necesidades., despiertan en nosotros emociones, reacciones, pensamientos, actitudes, muchas veces nuevas, para nuestra consciencia.
Por lo tanto, el amor es la oportunidad para un crecimiento a través del
conocimiento interior, el amor saludable nos acerca a nosotras mismas, nos
muestra quiénes somos y nos da la oportunidad de crecer y compartir.
La hija aprende a ser madre en la relación con su madre.
Durante esta relación de apego que garantiza o no la seguridad de la hija, se
dan una serie de factores culturales, familiares, trasmitidos por la madre a la hija, tanto de manera consciente como inconsciente; pues se espera que ella proporcione continuidad a la familia de la que emergió formando la suya propia.
En México, en nuestra cultura indígena antigua, la Nahuatl, hombres y
mujeres sabias, se reunieron y escribieron el Huehuehtlahtolli, que
contiene los discursos y enseñanzas en forma de códices, que se
trasmiten por generaciones, desde antes de la conquista de los Españoles.
El Tlamatini, es el nombre que se le asignaba al que trasmitía el
conocimiento, ya fuera el padre, la madre que hacía que sus discípulos
comenzarán por conocerse a sí mismos, metafóricamente “les ponía un
espejo delante de sus rostros”.
Con la conquista este legado fueron rescatados, por algunos frailes, los
amates con los códices, se tradujeron y modificaron los nombres de los
Dioses indígenas por uno solo, el Dios Cristiano.
En ellos, Padre y madre, daban a sus hijos muchos consejos, tomando en
cuenta sus virtudes dado su género:
Los hombres más conectados con lo “que es terrenal” “lo que se halla
sobre a tierra”. (Tlactilpac y tlalticpacayotl)
La mujer en cambio con “lo que esta encima de nosotros, en los cielos”
(topan, in ilhuicac) y con el mundo de los muertos, el inframundo
(Mictlan).
Sus funciones se desarrollan basándose en estas conexiones. A la jovencita se le advierte de los peligros de lo terrenal (tlalticpacayotl) con lo cual la
madre está haciendo referencia a todo lo relacionado con el sexo. Esto
puede ser fuente de alegría y placer, pero también ocasión de miserias
enfermedades y muerte.
Y en la actualidad ¿Qué tan alejadas estamos de estos preceptos?
En los países latinos, seguimos teniendo algunos de estos rituales en la
transición de niña a mujer. La fiesta de quince años es un ritual que celebran las muchachas latinas para despedir a la niñez y darle la bienvenida a la juventud, un rito de transición,. Se puede comparar a un bat mitzvah para los judíos o a una fiesta de “Dulces Dieciséis” años para los anglosajones.
Esta ceremonia proviene de los ritos de pubertad que se celebraban entre
nuestros antepasados, para indicar la entrada a la vida adulta y la aceptación de responsabilidades, en donde, como mencioné con anterioridad, les recordaban sus responsabilidades de mujer adulta en la comunidad, celebraban una ceremonia religiosa para dar gracias a sus dioses. Esto era un rito a la vida adulta. Era de esperar que la muchacha contribuyera a la comunidad que la había visto crecer y la había cuidado. Era así como entraba a su transición de niña a mujer.
Hoy en día, el rito continúa, la ceremonia religiosa, se hace frente al Dios
cristiano, durante la cual renueva su compromiso con los valores cristianos, la niña entrega un ramo de flores a la virgen. Se maquilla por primera vez y se muestra como una mujer con un hermoso vestido. Después de este ritual
religioso, se hace una gran fiesta en donde la niña es presentada a la
sociedad, los muchachos bailan con ella y casi siempre entre ellos elige a
alguno y comienza un noviazgo.
Es el momento en que la mujer es presentada a la sociedad, ya no como una
niña, si no como una mujer, que ha aprendido las reglas de ser mujer. Aquí
comienza una nueva pauta de relación con su madre
Actualmente, en la cultura prevaleciente, el papel de la hija es esencial pues se espera de ella, la continuidad generacional, y la transmisión de los valores, la moral y las costumbres culturales de una generación a la siguiente.
La madre es vista como “el cimiento de la familia” por lo tanto la relación madre hija es como el ladrillo y el cemento que acabara construyendo el cimiento.
Las madres van creando un vínculo de relación en el que se van compartiendo las labores domésticas; esperando que la hija aprenda todo lo que implica el ser una mujer en su papel familiar, como esposa y como madre.
Esta sociedad espera que la madre críe y eduque a su hija en su rol de mujer, y la relación entre ellas se va definiendo a través de su papel en la familia. Criar a una hija a diferencia de criar a un varón se vincula con las relaciones el cuidado de los otros, las tareas domésticas, los apegos.
Durante la adolescencia la hija mujer ya ha aprendido e integrado que las
madres son las guardianas de la familia, las responsables del bienestar
emocional de todos en ella.
La madre alienta su independencia y al mismo tiempo sigue usando los viejos estereotipos de relación basados en términos de relación con el hombre, desde el usar el señora o señorita, hasta la señora de…, la esposa de… la hija del….
Cuando la hija se casa es su padre quien la acompaña hasta el altar y la
entrega a otro hombre. Son estas estructuras sociales y culturales que, aunque aparentemente están cambiando aún impregnan y determinan el papel y la forma en que se establece el rol de la mujer en esta sociedad, condicionan profundamente el modo en que las madres y las hijas se perciben unas a otras, sus características psíquicas y ciertas circunstancias de su vida personal y social.
La mujer busca individualizarse de su madre, pero sufre, pues la autonomía y la ocupación laboral son pilares a los que se accede a través del padre, la identificación con la madre, hace que las cataloguen como indiferenciadas o dependientes.
Como la autonomía tiene que ver con el padre, y además es lo valorado, las
hijas llegan a sentir resentimiento contra la madre por no poseer ese poder, a la vez las madres pueden llegarse a sentir, amenazadas por sus hijas que buscan tener el poder que ellas no tienen. Pocas son las hijas que han logrado éxito profesional fuera de la familia y que puedan adjudicárselo a su madre.
En cambio si hay muchos hijos varones que comparten con su padre del éxito profesional, trabajan en el mismo negocio “siguen los pasos del padre” y tienen éxito fuera del núcleo familiar, el padre le deja su negocio, el hijo continúa con los ideales políticos del padre, etc.
Ahora bien, cuando llega el momento en que una mujer decide casarse, vive
nuevamente un conflicto, ser mujer madre o ser mujer profesionista. Como si estos aspectos tuvieran que vivirse por separado.
Muchas mujeres temen ser madres, puesto que el Ser madre es una responsabilidad enorme ante esta sociedad, y la carga impuesta es una doble trampa. Cada vez más, observamos casos de mujeres infértiles, que dicen desear con todo su corazón ser madres y que sin embargo este deseo no se logra, tienen que someterse a tratamientos muy fuertes y largos, y algunas veces para descubrir con mucha culpa, que el ser madres no las hace felices, pues viven un gran conflicto interno.
La mujer, desde el momento en que se vuelve esposa y madre recibe etiquetas con una connotación muy negativa, la mujer que se embaraza se vuelve incomprendida, se le tacha de histérica, depresiva, etc. Una vez que se vuelve madre, de mamá gallina, de intrusiva, de aprisionante, dependiente, aplastante, abnegada, entre otros calificativos.
Al mismo tiempo, el ser madre nos mistifica y nos idealiza ante los ojos de los demás, pero nos pone en el filo de la navaja pues se nos culpa de cualquier problema emocional que pueda afectar a los hijos.
El amor materno si es excesivo puede llevar a una simbiosis y si es
insuficiente, a una carencia, una doble trampa en donde ames como ames a
tus hijos siempre serás responsable de sus situaciones, el fracaso esta
asegurado.
Desde esta perspectiva podemos entender el gran reto que es ser una madre
sana.
Las madres educamos a nuestras hijas en una serie de dobles vínculos
socialmente construidos, una madre quiere que su hija sea capaz de definir sus necesidades como adulto independiente, y a la vez duda, porque sabe que no es prudente ser demasiado autónoma, sino que debe aprender ciertas formas de dependencia. Una madre quiere que su hija sea franca y abierta, pero sabe que tiene que aprender artimañas y a veces mostrarse esquiva. Tal vez admire el desenvolvimiento mental de su hija, pero le cuesta trabajo reconocerlo porque le preocupa que atemorice a los hombres que se acerquen a ella.
En cuanto a la sexualidad sucede algo muy parecido, aún en pleno siglo XXI,
una madre no puede parecer como una persona sexual y sensual frente a su hija, le enseña que el sexo es algo bueno y placentero, una extensión natural del amor y la relación. Puede hablarle de disfrutar las relaciones sexuales, de la alegría de compartir y del placer que se experimenta, pero siempre con un halo de prohibición y de precaución. Esto también genera un gran conflicto en la hija que rechaza a la madre, y en la madre que se siente culpable e incapaz de manejar la situación.
Es importante que como mujeres profesionistas trabajemos esta parte que de alguna forma traemos consciente y nos hace rechazar algunas ideas o
identificar mensajes, pero que también traemos en gran medida inconsciente y que puede permear nuestro desenvolvimiento profesional con otras mujeres y también nuestra relación de madre a hija.
¿Cómo es Ser mujer profesionista?
Es importante considerar que para lograr ser una mujer de éxito en lo
profesional se requiere también de un trabajo muy fuerte y profundo con las creencias limitantes, además de haber vivido una muy buena relación de apego en la infancia que nos permita ser seguras, capaces de explorar con tranquilidad la diversidad en el mundo exterior, con la seguridad interna y la confianza en nuestro ser mujer.
La percepción que la mujer tiene de su medio ambiente es producto de su
relación parental. Siendo así, la capacidad de desplazarse, como de explorar el mundo sin necesidad de recurrir constantemente a una base (hogar) segura, tiene seria vinculación con la relación de apego que haya vivido.
Esto presupone, entonces que, el lugar, la forma y la distancia que la mujer
profesionista está dispuesta a recorrer sin experimentar sentimientos de
ambivalencia, temor o incertidumbre se explican a través de la relación sentimental con su figura de referencia. Aquellas mujeres con personalidad
“segura” podrán recorrer mayores distancias, emprender caminos diferentes, incluso en otros países, animarse a hacer cosas nuevas, a diferencia de las que han tenido una relación de apego poco sólida, se mostrarán “evitativas” o “ambivalentes”.
Inmersas en este contexto, muchas mujeres en su vida adulta, se limitan la
posibilidad de tener éxito profesional. Por lo que sus actividades pueden verse de algún modo encuadradas en actividades subordinadas a las actividades de los hombres.
MUJER RECONOCE TU PODER, TU ESENCIA
Hasta aquí he comentado lo que es la teoría formal acerca del
desenvolvimiento de la mujer en sus diferentes etapas incluyendo su contexto cultural y social. Pero no quisiera dejar de lado la parte más importante, desde mi muy personal punto de vista. LA ESENCIA FEMENINA, y con esto me refiero a las capacidades innatas de la mujer para funcionar saludablemente y desarrollarse en las diferentes etapas de su ciclo vital como hija, como madre y como profesionista.
Al estar infiltradas de valores que son parte de la Ideología dominante,
tenemos como resultado, la disolución de nuestros límites, la pérdida del
contacto con nuestra esencia; con nosotras mismas, ya no somos capaces de
reconocer cuáles son nuestros sentimientos, nuestras necesidades, nuestros
sueños y cuáles no. Pero lo más importante, perdemos la capacidad de contactarnos con nuestras capacidades femeninas, con el verdadero poder
sanador de mi ser mujer. Reconocer quien soy yo cada vez va siendo más
difícil.
En occidente, la división entre razón y emoción, entre pensamiento intuitivo y analítico, es otro factor nos afecta a las mujeres de tal forma que se nos complica el poder entrar en contacto y utilizar nuestra esencia femenina.
Se connota negativamente al pensamiento intuitivo o “pensamiento emocional”, se dice que es un pensamiento enturbiado por nuestros sentimientos y es la antítesis del pensamiento racional, objetivo, analítico y científico. El pensamiento intuitivo es catalogado como poco estructurado ambiguo, y se le atribuye con esta connotación al pensamiento femenino.
Incluso en terapia, lo emocional es tema de tratamiento y lo racional es objeto de consideración.
Considero que no hay razón sin emoción, ni emoción sin razón. Cada una fundamenta a la otra. La intuición acelera el análisis y el análisis hace crecer la intuición. Y esta es una de las principales herramientas que tenemos las mujeres para relacionarnos saludablemente con los demás y con el mundo.
El poder de las mujeres.
Desde las diferentes culturas, el poder de lo femenino, es siempre visto, como el poder de la creación y la sobrevivencia del ser humano.
En la cultura Nahuátl en México; La deidad Ciplatli, fue creadora de todo en el mundo. Se representaba como una serpiente y la historia cuenta que los dioses la eligieron, la tomaron y la dividieron para poder formar todo lo que está en el mundo.
Ce en lengua Náhuatl significa Uno, pactli, medicina, Cepactli nos indica “la
primera medicina”. Cipactli es también el primer signo del calendario religioso, y significa también aquello que da origen a las cosas. La primera mujer habitando la tierra llevo el nombre de Cipactonatl.
Por ende la naturaleza femenina tiende de manera natural, a ser sanadora, la mujer es la que cura y alivia, la médica, la terapeuta, la partera que ayuda a dar a Luz en el sentido más amplio de la interpretación de estas palabras. Y, la adivinación es el terreno en el que se especializa, cumple con un propósito divino.
El tema de la adivinación ubicado en los Aztecas es bastante amplio, ni se diga en todas las antiguas culturas que poblaron lo que es ahora América.
La ciencia en el presente nos demuestra, que este “viejo” postulado, acerca del poder femenino, es ahora vanguardista y esclarecedor de un propósito.
Cuando la mujer escucha a otra y hablan entre sí, se libera una hormona, la
prolactina, hormona de la maternidad, lo que ayuda a afrontar el estrés,
además de otorgar agudeza en la percepción, habilidad social, capacidad de recurso, intuición y solidaridad grupal, derivada de la empatía de la escucha.
Un aspecto importantísimo de esto, se ubica en el sistema límbico, pues la
energía femenina, la mujer, tiene la capacidad de poner en acción las “viejas” memorias, guardadas en el desván del inconsciente, llamándole a esto “sentido común”, permitiéndole de manera natural, ser una excelente consejera.
La percepción, la intuición, la sanación y la capacidad de creación son cualidades intrínsecas a lo femenino.
Para otras mujeres estas características pueden desarrollarse y utilizarse en
diferentes situaciones y en diferentes profesiones y hacer de su vida un camino sencillo y placentero.
El pensamiento femenino
Partamos de algo que es tangible para todos: sabemos que, las mujeres
funcionamos, con características que se definen como parte de las funcione
del hemisferio derecho.
La intuición, la percepción en niveles múltiples, la creatividad, la información espacial y no verbal, la capacidad de síntesis, la imaginación y la creatividad.
La capacidad de totalizar, de utilizar símbolos que se expresan en imágenes
visuales, auditivas o de sensaciones y por emociones, etc, en conjunto con las características naturales de maternaje, de cuidar, de dar estabilidad, de
permanencia, de administrar; son las que ahora, están permitiendo que las
mujeres tengan un alto desarrollo profesional en las empresas, con puestos
altos ejecutivos.
El atender varias cosas a la vez, como lo haría una madre, que ve las
necesidades de su hijo, intuye y percibe de manera clara lo que necesita, al mismo tiempo que hace la comida y que esta atendiendo a lo que el marido lenpide, es lo que le permite que pueda en una empresa atender adecuadamentenvarios asuntos a la vez, además de poder percibir en cuanto a las relacioneshumanas las necesidades de cada persona con la cuál tiene que interactuar.
El instinto de conservación, de unión de la familia, hace que puedan conservar la unidad en una empresa, y a la vez, que son capaces de llevar una buena administración.
La mujer, en el siglo XXI, sigue siendo solo una parte de lo que puede Ser, nos sentimos incompletas, estamos limitadas por creencias y esto hace que
nuestras relaciones con los demás y con nosotras mismas se vean afectadas.
A veces sucede que tratamos de ser lo que los hombres son, o lo que se nos
ha prohibido ser y terminamos en una competencia absurda, que nos limita aún más, y no nos permite compartir y vivir en armonía.
Si quedamos atrapadas en esta lucha absurda de querer ser lo que no somos y de dejar de reconocer lo que somos, nuestro verdadero poder femenino, no aflora. Y perdemos la oportunidad de aprovecharlo.
Llevamos muchas generaciones rechazando lo que somos, o dándole poco
valor, IGNORANDO nuestra esencia “Es importante, cambiar nuestra mirada hacia nosotros mismas, descubrir nuestra esencia, revalorándonos”
La propuesta para ti mujer es:
Reflexiona sobre tu niñez y adolescencia, trabaja tú creencias limitantes, para así relacionarte bien con tu hija
Haz una especie de rememoración acerca de todo lo bueno que cada madre-
mujer significante en tu vida te enseñó. Puedes incluso hacer un collage de
fotos y pensamientos.
Puedes decidir revisar algunas de las figuras de otras mujeres (terapeuta,
abuela) que han sido significativas para ti, y decidir como Ser Mujer y construir tu personalidad y tu Ser en el mundo.
Revisa también la manera en que has podido aprovechar tus capacidades
innatas y tener éxito en diferentes áreas y etapas de su vida. Haz una lista o un collage de todos estos recuerdos de éxito.