El deseo de amor romántico en el matrimonio está profundamente enraizado en nuestra estructura cultural y familiar. Casi todas las revistas populares tienen por lo menos un artículo en cada número sobre cómo mantener vivo el amor en el matrimonio. Abundan los libros sobre el tema. Las charlas de radio y televisión tratan de eso.
Mantener vivo el amor en nuestro matrimonio es un asunto muy serio.
Con todos los libros, revistas, y toda la ayuda disponible, ¿por qué es que tan pocas parejas parecen haber encontrado el secreto para mantener vivo el amor después de la boda? ¿Por qué es que una pareja puede asistir a un taller de comunicaciones, oír ideas maravillosas sobre cómo mejorar la comunicación, regresar a casa y encontrarse totalmente incapacitadas para poner en práctica los patrones de comunicación demostrados? ¿Cómo es que leemos el artículo de una revista sobre «Las 101 formas de expresar amor a su cónyuge», seleccionamos dos o tres de ellas que nos parecen especialmente buenas para nosotros, las probamos, y nuestro cónyuge ni siquiera reconoce nuestro esfuerzo? Renunciamos a las otras 98 formas y regresamos a la vida de costumbre. Si queremos ser efectivos comunicadores de amor, debemos estar dispuestos a aprender el lenguaje amoroso más importante de nuestro cónyuge.
El problema es que hemos pasado por alto una verdad fundamental:
las personas hablan diferentes lenguajes de amor.
En el área de la lingüística hay idiomas principales, tales como el japonés, chino, español, inglés, portugués, griego, alemán, francés, etcétera. La mayoría de nosotros crecimos aprendiendo el idioma de nuestros padres y parientes, el cual viene a ser nuestra primera y principal lengua, la nativa. Más tarde podemos aprender otros idiomas, pero por lo general con mucho esfuerzo. Estos vienen a ser nuestros idiomas secundarios. Hablamos y entendemos mejor nuestro idioma nativo; nos sentimos más cómodos hablando ese idioma. Mientras más usamos un idioma secundario, mejor nos sentiremos conversando en él. Si hablamos solamente nuestro idioma principal y nos encontramos con alguien que habla solamente su idioma principal, que es diferente del nuestro, nuestra comunicación será limitada. Debemos ayudamos con señales, gruñidos, dibujos o representaciones de nuestras ideas. Podemos comunicamos, pero es difícil. Las diferencias de idioma han separado y dividido a la cultura humana. Si queremos comunicamos en forma efectiva entre las diferentes culturas, debemos aprender el idioma de aquellos con quienes deseamos comunicamos.
En el área del amor es igual. Su lenguaje emocional amoroso y el lenguaje de su cónyuge pueden ser tan diferente como el chino del español. No importa cuánto se empeñe en expresar el amor en español, si su cónyuge entiende solamente chino nunca entenderán cómo amarse el uno al otro.
«Le dije cuán hermosa era. Le dije que la amaba. Le dije cuán orgulloso estaba de ser su esposo.» El estaba hablando amor y era sincero, pero ella no entendía su lenguaje. Tal vez buscaba amor en su conducta y no lo encontraba. Ser sincero no es suficiente. Debemos aprender el lenguaje amoroso principal de nuestro cónyuge si queremos ser efectivos comunicadores de amor.
Mi conclusión, es que hay básicamente diversos lenguajes amorosos; maneras en que las personas hablan y entienden el amor. En el campo de la lingüística, un idioma puede tener diferentes dialectos o variaciones. Igualmente ocurre con los cinco lenguajes amorosos: hay muchos «dialectos». A eso se refieren los artículos de las revistas titulados: «10 maneras de que su esposa sepa que usted la ama», o «20 maneras de mantener a su hombre en el hogar», o «365 expresiones de amor marital». No hay 10, 20, ó 365 lenguajes amorosos básicos. En mi opinión hay solamente cinco. Sin embargo, como decíamos antes, puede haber numerosos dialectos. El número de formas para expresar el amor dentro de un lenguaje de amor, está limitado solamente por su imaginación. Lo que importa es hablar el lenguaje amoroso de su cónyuge.
Siempre hemos sabido que durante la infancia cada niño desarrolla patrones emocionales únicos. Algunos niños, por ejemplo, desarrollan un patrón de baja autoestima, mientras que otros crecen sintiéndose seguros. Algunos niños crecen sintiéndose amados, queridos y apreciados, sin embargo otros lo hacen sintiéndose no amados, no queridos, no apreciados.
Los niños que se sienten amados por sus padres y sus compañeros desarrollarán un lenguaje amoroso principal basado en su estructura emocional única y en la manera en que les expresaron amor sus padres y aquellas otras personas que eran importantes para ellos. Ellos hablarán y entenderán un lenguaje amoroso principal. Más tarde pueden aprender un segundo lenguaje amoroso, pero siempre se sentirán más cómodos con su lenguaje principal original. Los muchachos que no se sienten amados por sus padres y compañeros, también desarrollarán un lenguaje amoroso principal. Sin embargo será un tanto distorsionado, de la misma manera en que algunos niños pueden aprender muy poca gramática y no tener un vocabulario desarrollado. Esos escasos conocimientos no significan que no puedan ser buenos comunicadores, pero significa que tendrán que trabajar más diligentemente que aquellos que tuvieron un modelo más positivo. Igualmente, los niños que crecieron con un sentido poco desarrollado del amor también pueden sentirse amados y comunicar amor, pero tendrán que trabajar en ello más diligentemente que los que crecieron en una atmósfera de amor saludable.
Rara vez un esposo y una esposa tienen el mismo lenguaje amoroso principal. Tenemos la tendencia a hablar nuestro lenguaje amoroso principal, y nos confundimos cuando nuestro cónyuge no entiende lo que estamos comunicando. Queremos expresar nuestro amor pero el mensaje no llega, sencillamente porque hablamos lo que para ellos es un lenguaje «extranjero». Allí radica el problema fundamental.
Una vez que descubramos , y entendamos cuál es nuestro lenguaje amoroso principal -así como también el lenguaje amoroso principal de nuestro cónyuge- tendremos la información que necesitábamos para aplicar las ideas que encontramos en los libros y en los artículos.
Una vez que usted identifique y aprenda a hablar el lenguaje amoroso principal de su cónyuge, creo que habrá descubierto la clave para un matrimonio duradero y lleno de amor. El amor no necesita esfumarse después de la boda, pero para mantenerlo vivo, la mayoría de nosotros tendremos que esforzamos para aprender un segundo lenguaje amoroso. No podemos contar solamente con nuestra lengua nativa si nuestro cónyuge no la entiende. Si queremos que él o ella sientan el amor que tratamos de comunicar, debemos expresarlo en su lenguaje amoroso.