En el Instituto Milton H Erickson de Cancun, proponemos que, aunque cada persona y cada vida son únicas, todos, por el hecho de ser humanos y compartir las mismas experiencias básicas, somos muy parecidos en el fondo. Y las que crecimos dentro del mismo género, somos todavía más parecidas.
Como mujeres, además de compartir papeles impuestos por esta sociedad muy parecidos en las diferentes culturas, tenemos un cuerpo con un funcionamiento similar.
Coincidimos en características básicas que nos permiten conocer y comprender mejor, quiénes somos y cómo funcionamos, tanto física como emocionalmente. Es importante aprovechar estas capacidades, para reconocer cuáles son las creencias limitantes, que determinan nuestra manera de ver y sentir la vida en nuestro papel cultural.
Al estar infiltradas de valores que son parte de la Ideología dominante, tenemos como resultado, la pérdida del contacto con nuestra esencia; con nosotras mismas, ya no somos capaces de reconocer cuáles son nuestros sentimientos, nuestras necesidades, nuestros sueños y cuáles no. Pero lo mas importante, perdemos la capacidad de contactarnos con nuestras capacidades femeninas, con el verdadero poder sanador de mi ser mujer. Reconocer quien soy yo cada vez va siendo más difícil.
A tanta confusión, no hay suficiente Luz para ver además, las capacidades y habilidades que como mujeres tenemos y que pueden ayudarnos a resolver las dificultades o incluso, puede ser, que nos hayamos olvidado, de que tenemos habilidades y capacidades naturales, que nos ayudan a sobrevivir, capacidades innatas que nos ayudan a sanar, y a cambiar, pero esta confusión favorecida por nuestras creencias sociales limitantes, hacen que ni siquiera las busquemos, y las utilicemos para resolver las diferentes situaciones de vida, como resultado las dificultades pueden llegarse a convertir en problemas más complicados.
En cada contexto, (sociedad cultura y familia) hay un papel para cada mujer.
Y dentro de ellos, para cada etapa de la vida un script que rígidamente establece qué es lo que está permitido, lo adecuado hacer en cada momento y en cada situación.
Con mis creencias formo un gran libreto para actuar en la vida, para relacionarme, con los demás,
Así aprendo a Ser mujer, creyendo que solo esa mujer soy, olvidándome de ser, mujer completa.
La mujer, en el siglo XXI, sigue siendo solo una parte de lo que puede Ser, nos sentimos incompletas, estamos limitadas por creencias y esto hace que nuestras relaciones con los demás y con nosotras mismas se vean afectadas.
A veces sucede que tratamos de ser lo que los hombres son, o lo que se nos ha prohibido ser y terminamos en una competencia absurda, que nos limita aún mas, y no nos permite compartir y vivir en armonía.
Cuando buscamos tener una pareja, al sentirnos incompletas buscamos que el otro sea quien nos dé lo que nos falta y esto complica mucho las relaciones de pareja. Pues haga lo que haga nunca podrá cubrir nuestras expectativas personales basadas en nuestras necesidades.
Algunas mujeres tratan de sentirse completas a través de ganarles a los hombres con logros materiales, de trabajo, o con éxito profesional, compitiendo y buscando ganar su lugar, en vez de compartir y crecer aprovechando nuestras capacidades en todas las áreas.
No somos capaces, de darnos cuenta, de que podemos tener éxitos importantes si utilizamos nuestras propias capacidades femeninas.
Si quedamos atrapadas en esta lucha absurda de querer ser lo que no somos y de dejar de reconocer lo que somos, nuestro verdadero poder femenino, no aflora. Y perdemos la oportunidad de aprovecharlo.
¡Dejemos de valorar las características masculinas, Ser Mujer, con lleva un gran poder.!
Cecilia Fabre
Si quieres una cita de terapia con Cecilia Fabre envía un mensaje de what’sApp